Estoy al borde del equinoccio de primavera,
estamos todos, ad portas del equinoccio.
estamos todos, ad portas del equinoccio.
Mi pecho, se prepara para florecer, no como la flor de primavera, sino como mi propio ser florece.
Se prepara mi pecho, para sacar afuera, para confiar en el error. El ermitaño prende la lámpara.
Se prepara mi pecho, para sacar afuera, para confiar en el error. El ermitaño prende la lámpara.
Abro mis ojos, y desplazo mi corazón una puerta más afuera. Como el mito de la caverna que ha sido resuelto, se va disolviendo el pesar del ermitaño.
Se recomienda la música, sobre todo la que nace del propio pecho florecido, sobre todo la que nace del propio pecho enraizado hacia el cielo.
Se recomienda la música, sobre todo la que nace del propio pecho florecido, sobre todo la que nace del propio pecho enraizado hacia el cielo.
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