Hoy Santiago amaneció nublado y de paso las palabras y los lápices y las marionetas de fin de siglo también se nublan. Es exquisito sin embargo, saber que a veces Santiago
no es Santiago.
Saber que también es vulnerable, terriblemente vulnerable
-como el amor-
y que puede despertarse un día con las manos sucias de los niños en la tierra madre.
Darse cuenta de pronto, que es pofundamente frágil
-como los humanos-
a la varación del tiempo y a la rotación del mudo sin cabeza.
Las callecitas entonces también despiertan distintas, y los perros ladran más despacio, la gente
La gente anda más calma, aunque sea un poco, aunque las nubes esten notoriamente más cerca de la superficie y el sabor del té es nuevamente invierno
Yo juro no pensar en que segundo temporal realmente estamos
Es que me encanta esto.
Saber que a veces Santiago
no es Santiago.
tiene un que se yo
Recogiendo
una sentencia
fueron tus manos
y no tu boca
lo que me enamoró.
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